Supongo que sí, que lo que más admiro es la persistencia y el llegar al límite por conseguir algo. La lástima y la resignación temprana no me cuadran, no me llenan. Me dan una rasquera infinita. Una comezón terrible. Y sí, soy enfermamente idealista. Me late eso de intentar, al menos intentar. Y probar nuevos mundos. Quizá, por eso, ciertas palabras referentes a la asistencia, pobreza y desarrollo me revuelcan. Me tienen dando lata todo el tiempo, a cada rato. Me gusta pensar en la proactividad, en los recursos. Sin ser necesariamente optimista creo en la comprensión. Aunque sea el acto más difícil en nuestra limitada pero flexible cualidad humana. No sé si todos los sueños puedan tornarse, al menos intentarse realidad, pero sí que vale la pena luchar en grados, por conseguirles. La frustración más grande, en mi vida, al menos, sería quedarme en un plano de resignación fatal que solo evoque sonrisas nítidas y oníricas anestesiantes. Al menos intentar, supongo. Paso a paso. Un poco más.
La máscara
Hace 12 años
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